¡Hola! Hace unas cuantas semanas terminó mi mejor curso, 3º de primaria. Fue el mejor porque la señorita era muy buena, se llamaba Raquel. Nunca se enfadaba, solo se disgustaba y siempre daba una segunda oportunidad. Nos llevó a muchos sitios de excursión, por ejemplo a la biblioteca de San Julián, a la biblioteca Infanta Elena, al Acuario, al Alamillo, al Ayuntamiento, al Museo Arqueológico, a la plaza de América, a la plaza de España, al parque de Maria Luisa y al zoo del Castillo de las Guardas. En mitad de curso vinieron dos chicos que querían aprender para ser profesores, uno se llamaba David y la otra Ariadna. En clase había un ordenador y cuando alguien terminaba a tiempo jugaba a un juego. Además este año ganamos el primer premio de Emasesa con un mural-collage sobre el río Guadalquivir y fuimos todos los que lo hicimos a recogerlo. En fin de curso le dediqué a mi maestra una poesía:
Mi señorita Raquel
Mi señorita Raquel
es hermosa como un clavel
y dulce como un pastel.
Ella a todos nos enseñó
que todo se consigue con amor.
Que la esperanza y el valor
luchan contra el dolor.
Tu espíritu alto llegó
y con su alegría a todos nos contagió.
Seño, las gracias te doy
por ayudarme a crecer tal como soy,
por escuchar lo que digo
y nunca disgustarte conmigo.
Ahora te digo adios
aunque siempre estarás en mi corazón.
Muchas gracias, seño Raquel.
Salua